NORTH KILLINGHOLME, Reino Unido. Miles de trabajadores energéticos británicos protagonizaron el viernes protestas por el uso de mano de obra extranjera, temiendo por sus empleos en lo que se dispone a ser la peor recesión en las principales economías del mundo.
Contratistas de la refinería Lindsey de la francesa Total, en el este de Inglaterra, llevan protestando desde el miércoles, después de que la compañía italiana IREM ganara un contrato para construir una nueva unidad.
Los sindicatos dicen que la empresa ha contratado a trabajadores de Italia y Portugal, privando de empleo a británicos. Argumentan que hace caso omiso de las promesas del primer ministro Gordon Brown en 2007 de dar "trabajos británicos para trabajadores británicos".
Afectada por la crisis crediticia, Reino Unido está haciendo frente a un rápido incremento del desempleo, con casi dos millones de personas en paro. El Fondo Monetario Internacional dijo que la recesión afectaría más duro a Reino Unido que a otros países industrializados, hundiendo su economía en un 2,8 por ciento este año.
Violentas protestas han surgido en una serie de países europeos en las últimas semanas conforme la crisis global se traslada en pérdidas de empleo y menores estándares de vida.
Alrededor de 1.000 contratistas furiosos, con pancartas diciendo "Pongan primero a los trabajadores británicos", se concentraron en el aparcamiento situado frente a la terminal petrolera de Lindsey para una reunión sindical.
Cientos de trabajadores de unas 12 refinerías y plantas apoyaron a sus compañeros en otras partes del país.
Derek Simpson, líder del sindicato Unite, pidió la intervención del Gobierno en favor de los trabajadores británicos.
"El Gobierno debe actuar urgentemente e insistir a las compañías implicadas en proyectos de construcción e ingeniería para que den a los trabajadores británicos la mismas oportunidades para construir las infraestructuras británicas", dijo.
Las protestas coincidieron con un discurso de Brown en el Foro Económico de Davos, que se celebra en la estación de esquí suiza, en la que el primer ministro advirtió contra el proteccionismo y un descenso de la globalización como respuestas a la crisis financiera.
Cuando se le preguntó por la situación, Brown dijo: "Comprendo la preocupación por sus trabajos y entiendo la ansiedad de la gente sobre el empleo en todo el país".