Los cambios exhaustivos en el estilo de vida que incluyen una mejor alimentación y más ejercicio pueden generar no sólo una mejora en términos físicos, sino además cambios drásticos a nivel genético, indicaron investigadores estadounidenses.
En un estudio pequeño, los expertos evaluaron a 30 hombres con cáncer de próstata de bajo riesgo que se opusieron al tratamiento médico convencional, como la cirugía y la terapia de radiación u hormonal.
Los pacientes se sometieron a tres meses de cambios drásticos en el estilo de vida: inicio de una dieta rica en frutas, vegetales, cereales integrales y productos de la soja, ejercicio moderado como caminatas diarias de media hora y una hora al día de métodos de control del estrés como meditación.
Como se esperaba, los pacientes perdieron peso, disminuyeron su presión arterial y registraron otras mejoras en la salud. Pero los investigadores hallaron variaciones más profundas cuando compararon las biopsias de próstata tomadas antes y después de las modificaciones del estilo de vida.
Después de los tres meses, los hombres presentaban cambios en la actividad de unos 500 genes, incluidos 48 que se activaron y 453 que se desactivaron.
La actividad de los genes que previenen enfermedades aumentó mientras que la cantidad de genes que promueven las dolencias, incluidos el cáncer de próstata y el de mama, se redujo, según el estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los investigadores estuvieron dirigidos por el doctor Dean Ornish, jefe del Instituto de Investigación en Medicina Preventiva en Sausalito, California, y un conocido defensor de los cambios en el estilo de vida para mejorar la salud.
"Es un hallazgo alentador porque con mucha frecuencia las personas dicen ‘Ay, todo está en mis genes, ¿qué puedo hacer?’. Bueno, resulta que se puede hacer mucho", señaló en una entrevista telefónica Ornish, quien también está afiliado a
"En sólo tres meses se pueden cambiar cientos de genes simplemente cambiando lo que se come y cómo se vive. Es muy impresionante", dijo el autor. "Las consecuencias de nuestro estudio no se limitan a los hombres con cáncer de próstata", agregó Ornish.