UZES, Francia – Un misterioso grupo de ‘terrorismo vinícola’ se dio a conocer recientemente en el sur de Francia, atacando bodegas para llamar la atención del Estado sobre los problemas de los productores afectados por la caída de los precios y las importaciones de vino barato.
En una operación nocturna el mes pasado, los militantes de este grupo ingresaron a una cooperativa en Nimes (sur) y vaciaron en las alcantarillas el equivalente de 1,2 millones de botellas de vino tinto, blanco y rosado, en su tercer ataque en unas semanas.
"A las siete de la mañana cuando la primera persona llegó, pudo ver que todas las cubas estaban abiertas y vacías y lo que quedaba de vino inundando el suelo", relató Jean Foch, el director de la cooperativa Vignerons des Garrigues. El vino así perdido fue evaluado en unos 630.000 euros (830.000 dólares) según Foch, quien agregó que la mayoría provenía de la región de Languedoc-Roussillon, que en términos de volumen, es la mayor productora en el mundo.
Sobre las cubas vacías estaban escritas las palabras "CRAV", que en francés corresponde a la sigla del Comité Regional por una Acción Viticultural, un grupo secreto que reactivó una campaña iniciada hace varios años. El CRAV está en contra de los negociantes que importan vino barato de los productores de Italia y España y ha llamado al Estado francés a que garantice los precios para los productores locales.
El misterioso grupo que ya había advertido al presidente Nicolas Sarkozy que "correría sangre" si no se atendían sus demandas, reivindicó ataques contra camiones de transporte de vino, supermercados y hasta el ministerio de Agricultura. Jean-Fred Coste, Vicepresidente de Vignerons des Garrigues destacó que el 85% del vino que comercializa su cooperativa es francés y que sólo un 15% proviene del extranjero.
"Esta gente no comprende lo que es el mercado global", comentó, refiriéndose a los militantes de este misterioso grupo. No obstante, ejecutivos de la cooperativa – que produce más de 38 millones de litros de vino por año – reconocieron que los precios del mercado actual eran demasiado bajos, debido a la superproducción.
El nivel de superproducción es tal que la Unión Europea (UE) ofrece subsidios para los viticultores que aceptan arrancar las cepas y desarrollar otros cultivos. Cuando concurren la superproducción de vino y sus consecuencias y la crisis económica mundial, la situación aparece tanto más preocupante en una región en la que el vino, junto al turismo, constituyen una de las principales fuentes de ingresos.
En sus declaraciones, el CRAV se refiere a menudo a la revuelta de los viticultores en la ciudad de Montpellier (sur) en 1907, donde el ejército mató a seis de los manifestantes que habían ocupado las calles. En 2009, la situación no ha llegado a ese grado de violencia, pero cuando en los últimos años el precio del litro de vino ha disminuido en alrededor de un 50%, no puede descartarse que el CRAV vuelva a actuar.