El presidente de la Cámara de Comercio plantea recuperar la influencia catalana.
Miquel Valls, presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Barcelona defendió ayer que "Catalunya debe mantener su papel como fábrica de España", pese a que el peso de la industria tradicional se reduce por la globalización. "Estamos en un entorno en el que la ciudad industrial deja de existir, mientras que la ciudad del conocimiento aún no tiene suficiente masa crítica", reconoció en su intervención en el foro Tribuna Barcelona el responsable de la primera institución económica catalana.
Valls, que fue presentado por Josep Lluís Bonet, presidente de Fira de Barcelona y de Freixenet, recordó que esa situación, además, se produce en medio de un clima económico y político enrarecido, "aunque tenemos confianza en la recuperación de la serenidad que permitirá que Catalunya vuelva a tener influencia en España".
Frente a esa situación en la que, además, interviene la perdida de competitividad que supone la competencia con economías intensivas en mano de obra, apostó por transmitir los signos adecuados. "Barcelona tiene que percibirse como un signo de modernidad entre las grandes empresas y entre los emprendedores", expresó, para subrayar a renglón seguido la influencia económica que Catalunya debe mantener en el resto de España, "como contribuyó a la industrialización hace un siglo y medio".
INTERVENCIÓN DE BALNEARIO
En una intervención calificada "de balneario" por el presidente de Tribuna de Barcelona, Antoni Serra Ramoneda, Valls sometió a los asistentes, entre ellos dos consellers de la Generalitat a "una ducha escocesa" –agua fría y caliente, alternativamente–, en el sentido de subrayar los aspectos negativos y positivos de la economía catalana.
Como agua fría salpicó su intervención con referencias a que la "economía catalana corre el peligro de envejecer rápidamente", por la pérdida de tejido industrial y del espíritu emprendedor que ha caracterizado al empresariado catalán.
Significó, en este sentido, los déficits en infraestructuras, transporte –puerto, aeropuerto y red ferroviaria– y también los formativos. "Hay un elevado índice de fracaso escolar", mencionó. Agregó que debe hacerse una puesta al día de la formación profesional y de la enseñanza del inglés.
Pero en su discurso, expuso también los argumentos que permiten pensar que se está más cerca de la economía del conocimiento, que debe ser la nueva base de crecimiento de Catalunya. Recordó en este sentido el impulso de la industria aeroespacial auspiciada desde la Generalitat. También el desarrollo del distrito 22@. "Es una buena muestra de lo que los poderes públicos, la empresa privada y la universidad pueden hacer conjuntamente por la innovación y el desarrollo de las tecnologías", comentó.